1.
Introducción
Todo lo que hacemos en nuestra vida influye sobre
nuestra salud y, por lo tanto, sobre nuestra calidad de vida actual y
futura. Mantener el cuerpo en un estado saludable dependerá de los
hábitos que tengamos en nuestra vida. Éstos hábitos pueden ser
positivos (cuando tienen efectos positivos para la salud) o negativos
(cuando tienen efectos perjudiciales para la salud).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la
salud como el estado completo de bienestar físico, mental y social,
y no sólo la ausencia de enfermedades.
La actividad física, realizada de manera habitual y
controlada, influirá en nuestra salud y calidad de vida.
2.
Influencia de los hábitos de vida en la salud
Hábitos
de vida nocivos para la salud vs
Hábitos de vida saludables
Sedentarismo Actividad
física
Estilos de vida en los que predominan la pasividad
frente a la actividad física pueden conllevar problemas de obesidad,
cardiovasculares, respiratorios, etc. La actividad física, además,
puede ayudar a controlar la ansiedad y prevenir la aparición del
estrés.
Posturas
corporales incorrectas Control postural
No mantener una actitud corporal adecuada pueden
provocar dolores del sistema muscular y esquelético (dolores
musculares, dolores de espalda, etc.).
Dependencia
de drogas, incluyendo el tabaco y el alcohol
Se pueden ver perjudicados todos los órganos y sistemas
del cuerpo humano, especialmente los sistemas cardiovascular,
respiratorio y, en el caso de drogas, el sistema nervioso.
Alimentación
desequilibrada Dieta equilibrada
El mantener una dieta equilibrada nos ayudará a evitar
problemas de obesidad o anorexia, aumentando nuestro rendimiento
físico y mental.
Falta
de higiene Higiene correcta
Con una higiene adecuada evitamos riesgos de adquirir
ciertas enfermedades (infecciones), además de verse reflejado en
nuestro estado de ánimo y en la percepción de los demás.
Falta
de descanso
No dormir el número de horas necesarias o hacerlo en un
ambiente inadecuado puede acarrearnos problemas de insomnio,
cansancio y bajo rendimiento tanto físico como mental.
3.
Hábitos de vida saludables
Queda claro que realizar actividad física controlada y
adaptada a nuestras necesidades puede ser muy beneficioso para la
salud.
Enfermedades como el asma o las alergias pueden mejorar
gracias a la actividad física (mejorando la capacidad pulmonar) .
Por otro lado, potenciando la musculatura de la espalda
y realizando estiramientos de la zona isquiotibial, lograremos evitar
dolores de espalda e incluso mejoraremos problemas como la
escoliosis.
Por último, realizando ejercicio físico de manera
habitual y asociado a una dieta equilibrada, podemos evitar la
obesidad y la anorexia.
Las posturas que adoptamos pueden influir en nuestra
calidad de vida futura. Éstas posturas son el fruto de los
constantes equilibrios y desequilibrios que se producen en nuestro
organismo para que el centro de gravedad se encuentre dentro de
nuestra base de sustentación.
Estas posturas incorrectas afectan, en mayor medida, en
la etapa de crecimiento, por lo que debéis tener claro qué posturas
habituales son adecuadas y cuáles no.
Postura incorrecta Postura adecuada
Una dieta es equilibrada cuando nos permite satisfacer
todas nuestras necesidades y nos permite mantener un estado óptimo
de salud.
En nuestra dieta no pueden faltar hidratos de carbono,
grasas, proteínas, sales minerales, vitaminas y agua.
Estos nutrientes tienen diferentes funciones:
Energéticas
En función del tipo de actividad y de la duración de
la misma, utilizaremos hidratos de carbono, grasas, proteínas como
principal fuente energética.
Formadoras
Son fundamentales en el crecimiento y en la renovación
de tejidos dañados.
Protectoras
Controlan el metabolismo y facilitan los mecanismos de
defensa del organismo.
Algunos consejos serán:
Llevar una alimentación variada y equilibrada.
Seguir la pirámide alimenticia (no abusar de bollería,
dulces, etc. comiendo suficiente fruta y verdura).
Comer 4 o 5 veces al día.
El desayuno debe ser la comida más importante del día.
Es importante saber la cantidad de calorías diarias
que necesita nuestro organismo para adaptarla a nuestra dieta.
Comer despacio y masticar bien los alimentos.
Hidratarse adecuadamente, especialmente si realizamos
actividad física.
Consejos:
Cortar de manera adecuada las uñas de manos y pies.
Ducharnos después de realizar ejercicio físico.
Mantener el cuerpo limpio y aseado.
Lavarnos los dientes después de cada comida.
Usar chanclas en duchas públicas para evitar hongos.
No utilizar la ropa, sin lavarla, después de hacer
ejercicio.
Debemos tener en cuenta:
Dormir un número de horas suficiente (debéis dormir
aproximadamente 8 horas diarias).
El lugar de descanso debe tener la temperatura adecuada
(ni frío ni calor).
Que no existan ruidos y la habitación debe estar
oscura.
La cama no debe ser blanda.
Tener una postura adecuada (boca arriba con almohada en
las corvas o lateral con una almohada entre las piernas).